Cap 31 [ Mina (2/4) ]

Mina (2/4)

-¡Vaya! Pero que ruido hacen Alex y Sarah –comentó Mina subiendo más al volumen de la tele pues podía escuchar algunas voces a través de la pared. Se escuchaba mucha gente pero aun así mantuvo su mirada fija en la televisión. De vez en cuando pensaba en el momento en que platicaba con Alex.
Era una lástima que ella misma no fuera la que le dijera nada a Tom, aun así era un problema de ellos y ella no tenía que meterse en lo absoluto ¿o sí? Se cuestionó Mina haciendo una mueca.
El motor de la carcacha vieja del carro de Alex le llamó mucho su atención asomándose por la ventana de su habitación que daba hacia la calle.
Mantuvo su mirada escondida bajo la cortina transparente de su cuarto que hacia juego con su cama.
Era Alex quien arrancaba a toda velocidad su carcacha y desaparecía rápidamente del camino.
Se encaminó rápidamente hacia el lugar sin dejar de estar inquietada por lo que estaba ocurriendo. Era como si el día de hoy el mundo hubiera decidido ponerse loca y hacer estupideces. Como cuando le mintió a Alex que su camioneta estaba descompuesta, pero solo era para hablar con ella acerca de la verdad, aunque ella ya lo supiera.
Negó con su cabeza con una sonrisa incoherente y recorrió lentamente la entrada de la casa de las chicas. Le pareció más extraño que hubiera más gente vestida con ropa oscura en la casa de ellas que en su misma casa, ya que aun estaban mudándose y los trabajadores seguían subiendo más cosas al camión.
Echó un vistazo a la puerta discretamente dándose cuenta que estaba de par en par. La gente entraba y salía rápidamente como sí nada y eso le pareció demasiado extraño.
No se molestó mucho al entrar llena de inseguridad y toparse con los diferentes rostros sentado en la sala. Justo en medio de ellos estaba un ataúd.
Por supuesto que Mina se asustó y pensó haber entrado a la casa equivoca. Pero antes de poder salir de ahí, una voz tan familiar la detuvo. Buscó con sus ojos la tan familiar voz y la siguió.
-¡Que le hiciste! –reclamó aquella voz familiar. Mina tuvo que esconderse a un lado del refrigerador para escuchar la conversación de la que parecía ser Sarah y otra persona.
-Solo… -su voz estaba llena de angustia pero por más que trataba de saber quién era no podía. Si miraba un poco la descubrirían. -…solo le dije la verdad.
-Tú sabías perfectamente porqué no se lo dijimos –advirtió Sarah aunque con un poco de suavidad. –Esto podría ocasionarle hasta la muerte.
-¡¡¡¡Qué!!!!! –se exaltó la otra persona que estaba a su lado. –No –volvió a negar varias veces.
-Mamá tenemos que encontrar a Alex.
“Alex” susurró muy bajito para que no pudieran escucharla “¿Mamá? Se preguntó al mismo tiempo.
-No sabes lo que tuve que hacer para poder estar con ustedes –comentó angustiada- en cuanto supe de la muerte de su abuela quise que las cosas fueran diferentes. Iba hasta a dejar mi trabajo con tal de estar con ustedes. No quería que esto se repitiera de nuevo.
“¡La abuela de Alex murió!” se sorprendió un poco Mina. Sus pies le fallaron y dieron un terrible paso hacia atrás haciendo que chocara contra un cuadro que se hallaba colgado en la pared por lo que cayó contra el suelo rompiéndose en pedazos. Suficiente para llamar la atención.
Mina se quedó quieta sin poder decir nada a los dos rostros que la miraban horrorizadas. Una de ellas, quien parecía ser su madre, mantenía un pañuelo en su mano apretada en su puño. Sarah solo la miraba atónita esperando alguna respuesta por parte de ella.
Mina no supo que decir.
-¿Quién eres? –preguntó su madre aun con la voz quebrada.
-Soy su vecina –respondió un poco avergonzada por el cuadro que había roto- y vine aquí porqué nada en esta casa parece estar normal.
-Alex desapareció –anunció su hermana mientras traía una bolsa para recoger los pedazos del cuadro.
-Probablemente esté con Tom –comentó al momento en que ayudaba a Sarah a recoger los pedazos.
-¿Quién es Tom? –preguntó su madre.
Sarah y Mina intercambiaron una larga mirada. Si Mina se quedaba callada sabía que Sarah hablaría cosas malas de él.
-Su novio –respondió ella misma finalmente. –pero gracias a Sarah…..
-Tienes razón –la interrumpió Sarah- probablemente este con Tom.
Su madre solo parecía estar más horrorizada que antes. El pañuelo ahora lo mantenía sobre sus labios como si tratara de ocultar lo sorprendida que estaba.
-Estoy segura que…. –su madre trató de calmarse para luego continuar- … que se irá con él. Estoy segura. Yo también hice lo mismo a su edad. Si eso hace, cometerá el error más grande de su vida.
Mina no solo las miraba inquietadas por aquella noticia. Intentaba mantener la calma pero era imposible por el simple hecho de ver a su madre sufrir. Jamás creyó que alguna vez vería de esa forma a los padres de ella pero aun así quiso ayudar.
-Yo me encargo de eso –se apuntó Mina lista y dispuesta mientras desaparecía del hogar de las chicas. – Trataré de comunicarme con Tom –dijo antes de desaparecer de su casa.
Llegó corriendo hasta a su habitación para encontrar su celular. Echó un último vistazo como si alguna persona pudiera detenerla y marcó su número.
-¡Tom! –gritó Mina llena de alivio al escuchar su voz. –Alex desapareció…Si, lo sé….no Tom, no es tú culpa, Alex ya sabía lo que había ocurrido desde un principio….ella así lo quiso….bueno pues lo supo de su hermana, ella planeó todo…Tom tranquilo espera…..su abuela falleció –hubo un largo silencio y después de eso nada. – Tom debes escucharme, por ningún motivo…..¿Tom?¿Tom? ¡¡¡Tom!!!
Le colgó.
Ni siquiera pudo advertirle que se fuera con ella o que cometiera tal estupidez. Quiso impedir que ambos cometieran una locura como irse lejos los dos y es que ¿Quien se los podría impedir? Los dos enamorados, disfrutando de su soltería.
Mina no se pudo resignar a ese pensamiento y quiso llegar a la casa de Tom manteniendo la posibilidad de poderlo alcanzar.
-¿Y mi camioneta? –se preguntó al no verla estacionada frente su casa. -¡Demonios! –Se quejó golpeando su mano contra su cabeza- la dejé en la casa de Tom.
Las únicas opciones con las que podía llegar a la casa de su amigo se iban disminuyendo a las únicas posibilidades que le quedaban. Hasta que solo le quedó una opción segura de llegar. ¡¡Corriendo!!