Cuarta Temporada

Para entender esta historia! deberas leer la Primera (living without limits 1) y segunda (living without limits 2) temporadas!!
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Cap 31 [ Alex (1/4) ]

Alex (1/4)

Alex esperó pacientemente el cuerpo de a su abuela donde la velarían en su propia casa. No le importó nada más que verla por último aunque tuviera que ser de ese modo. Se sentía agotada, cansada, como si un peso mucho más grande que el de ella la aplastara terriblemente. Sus ojos los sentía hinchados y no había comido desde que había estado con Tom, el mismo día que la vio por última vez y el mismo día que le dijeron …..está muerta.
Una lágrima volvió a brotar sin que ella lo deseara. Se mantuvo erguida desde uno de los sillones mientras miraba algunos rostros conocidos y desconocidos. Todos ellos eran familiares de ella a quien no hablaba con mucho de ellos. Habían venido primas, tíos, sobrinos. Pero nadie parecía compartir la misma nostalgia que Alex.
¿Porqué murió? Se preguntaba cada segundo. Pues aunque tratara de evitar ese asunto, su mismo pensamiento la obligaba a tratar de aceptar que ya no estaba más. Ya se había ido. Era duro y por más que tratara de aceptarlo no podía. Negaba con su cabeza mientras apretaba sus labios con fuerza.
Suspiró.
-…… que alegría es saber que la familia de nuevo está unida –escuchó como una tía le susurraba a otra de sus hermanas. Era una familia muy grande y era un tristeza que jamás se hubieran visto por última vez con su madre.- pero la verdad aun no tengo entendido de que de murió.
-Dicen que el caballo estuvo haciendo mucho ruido cuando iban pasando una camioneta con dos sujetos. Cuando intentaron tocar la puerta, nadie les abrió y pues ya se había ido mi mamá. La encontraron en su silla favorita dormida.
Alex tragó saliva antes de poderla imaginar de esa manera.
Así que esperó, esperó y esperó recostada en el sillón sin que le importara lo que dijeran los demás. En cierto punto la miraban de forma espantosa cuando supieron que no era una chica de modales. Varias veces los escuchó decir que estaba loca o qué tipo de señoritas era.
Sus ojos estaban tan cansados que quiso cerrar sus ojos solo un poco, pues quería ser la primera en ver a su abuela llegar. Pero antes de poder hacerlo, los murmullos dentro de la sala se fueron haciendo cada vez más grandes. Abrió sus ojos de golpe y miró como la gente se paraba hacia una dirección. Alex se levantó de golpe y miró como ese pedazo de madera entraba por la puerta. Le pareció muy poco el espacio para ella pero aun así se mantuvo de pie en la espera. Su corazón latió rápidamente que pensó que moriría de un infarto.
Justo cuando la acomodaron en el centro de la sala, Alex corrió apresuradamente y se abalanzó sobre el cuerpo que lo único que la atravesaba era el vidrio. Soltó en llanto.
-¡Porqué! Porque te fuiste, te necesito tanto –lloró con todas sus fuerzas.
Las demás gentes solo miraban atónitos a Alex quien no le paraba de llorar. Guardaron silencio mientras veían la triste escena que Alex estaba provocando.
-Me siento sola –le gritó Alex sin dejar de llorar- fuiste la única persona que me quiso. No, no , no
Ella la miró detenidamente y estaba exactamente como la había visto la última vez esa misma mañana.
Su cabello estaba intacto, su piel pálida y sus labios sin ningún color. Sus ojos los mantenía cerrados al igual que sus manos.
Alex se exaltó demasiado que comenzó a dar fuertes golpes contra el vidrio. Aquello provocó un montón de murmullos dentro de la sala sin dejar de mirar con horror a la chica haciendo un espectáculo.
-Alex baja la voz –le susurró su madre mientras la tomaba del brazo- cálmate.
-No –chilló con fuerza mientras cubría su rostro sobre el vidrio- no puedo.
-¡Alex cálmate por Dios! –le gritó su madre al perder la paciencia.
Las manos de Alex comenzaron a temblar y una furia se disparó por todo su cuerpo provocando que la mano de Alex le arrebatara de la mano de su madre.
Su madre forcejeó un poco pero logró alejarla de todas las miradas presentes que no dejaban de mirarla con horror.
La alejó a toda prisa jalándola del brazo a donde pudiera calmarse. La llevó directamente en el patio trasero para que pudiera respirar y distraerse.
-¿Sabes que es lo que más odio de ti en estos momentos? –le dijo Alex una vez que logró calmarse. Se limpió las lágrimas, tomó aire y con mucha seguridad le dijo- que ni siquiera en estos momentos puedas apoyarme o consolarme.
Por alguna loca imaginación creyó que la apoyaría, pero en vez de eso soltó una pequeña carcajada.
Su madre suspiró con ademan desesperada. Vaciló un poco antes de volver a recuperar su mirada como si estuviese avergonzada. Alex se preguntó porqué.
-Sabes… -hizo una breve pausa con una sonrisa en su rostro- el verte a ti en esta situación me recuerda cuando yo era pequeña.
-Lo lamento –se disculpó Alex-es la única cara que tengo –se excusó enojada. Sabía perfectamente que tenía todo el rostro de su madre y eso era algo más cruel que estar viviendo con ella.
-No me refiero al físico –aunque seguramente ella también estaba de acuerdo en que se parecían en el físico- me refiero a la actitud que tú estás tomando.
-¿También se murió tu abuela? –se burló Alex llena de furia. Su madre puso los ojos en blanco y volvió a suspirar- sabes también que odio, qué ni en este día puedan fingir que se les fue su propia madre.
-Nadie se lo deseamos –comentó con la mirada pérdida- pero tampoco puedo negar que desde pequeña alguna vez imaginé que esto pasaría.
-¿La muerte de tu madre? –Alex se horrorizó- ella es una madre increíble ¿Cómo pudieron ser tan malos con …..
-¿Qué? –La interrumpió ella con la boca abierta- buena mamá, no lo creo –bufó ella con un tono absurdo. Pero luego de mirar a su hija atentamente comprendió todo en un dos por tres. –no me sorprendería que tu abuela contara historias sobre lo buena gente que fue ella.
-No dijo que era perfecta –la defendió. Aunque le asustó un poco el tono que su madre había utilizado.
-¿Sabes lo que yo odio ahora en estos momentos? –le preguntó a su hija sin mirarla. –Qué es cierto lo que alguna vez me dijo una amiga cercana a mí. Es una cadena que no termina.
-¿Cadena? Explícate.
-Sé que no es el momento adecuado para decírtelo, pero de alguna forma tenías que enterarte.
Alex la esperó pacientemente.
-Yo odiaba a mi madre –comenzó enarcando las cejas- aunque era muy pequeña para comprender lo que pasaba. No entendía muy bien por qué mis hermanos mayores se casaban muy jóvenes, se iban con sus amigos a dormir o simplemente se iban de la casa. Hasta que crecí y entendí lo que era tener una madre que te dejara sola, que no te apoyara, que te golpeara….un sin fin de cosas. Tuve que soportarla durante mucho tiempo mientras esperaba a alguien que me sacara de este infierno. Quería largarme con el primero que se me atravesara. Hasta que llegó tu padre. Fue un alivio para mí vivir con él a los pocos meses de conocerlo. La mejor decisión que hice en mi vida.
Alex no podía creer lo que sus propios oídos escuchaban. Sus ojos estaban en par en par esperando la palabra que más deseaba “es mentira” pero su madre continuaba hablando y recordando.
-Mi amiga me lo seguía repitiendo que era una cadena que no terminaría ya que mi madre había sufrido de lo mismo aunque mil veces peor. Dijo que el único modo de romper esa cadena es perdonándola. Pero yo no pude hacerlo nunca.
-¡No es verdad! –Gritó Alex sorprendida- es mentira.
-Si fuera mentira crees que no estuviéramos más unidos.
-No es verdad, ella dijo que nos dejaste, que no nos querías.
-Exacto, no quería que vivieran lo mismo que yo viví.
-y por eso merecemos la muerte.
-Nunca pude hacerlo, así que se las dejé en casa de mi madre para que se hiciera cargo.
-Para vivir lo mismo que tú –concluyó Alex cruzándose de brazos.
-La última vez que fui a visitarla supe que había cambiado, porqué se dio cuenta del error que había cometido en nosotros. Estaba completamente sola. Por eso supe que las educaría mejor.
Alex no pudo resistir más. Todas las excusas que creyó o las historias buenas que había visto alguna vez ahora se estaban perdiendo. Se tuvo que recordar que debía respirar. Aunque trató de evitarlo, otro mar de lágrimas se le vino encima, mientras que el nudo en la garganta era cada vez más visible.
-Lo siento mucho Alex. Hay tanto familiar aquí que podrías preguntar a quien quiera la razón……Yo apenas comprendo realmente mi error. No quiero que suceda lo mismo que le pasó a tu abuela
-Yo no haría eso a una madre –le gritó Alex eufórica. Nunca pensó que las malas noticias no acabaran. Se sentía fatal, terriblemente agotada y todas sus fuerzas por seguir de pie se iban decayendo. –Jamás.
Su madre volvió a sonreír para luego dedicarle una mirada tierna y paciente.
-Ya lo estás haciendo. ¡Me odias! Y la única forma de romper está cadena es perdonándome por todo lo que te hice. ¿Podrías perdonarme?
¿Perdonarla? ¿Cómo? ¿Así de fácil? Imposible, pensó Alex resignándose a discutir sobre eso. Aparte de que estaba totalmente acabada. No podía describir el sentimiento que ahora sentía sobre su nana, a pesar de que cometiera errores en el pasado sintió la necesidad de tenerla cerca. Pero a la vez podía ver imágenes no tan visibles de cómo ella pudo haber sido tan mala en el pasado. Era algo que ni ella misma podía creerlo.
Tomó aire intentando olvidar todo, todo y absolutamente todo.
Sus manos se hicieron dos puños a sus costados mientras cerraba sus ojos con fuerza. Quería desaparecer de aquí y no tener que vivir está situación tan horrorosa.
-Perdóname –le suplicó su madre en un susurro invitándola a tomarla de su mano.
Alex abrió sus ojos con el rostro lleno de horror.
-¡Aléjate! –le gritó dando un brinco hacia atrás. Luego comenzó a caminar despacio hasta chocar de nuevo contra la sala. Ahora todas las miradas que alguna vez parecieron horrorizadas al presenciar la escena de ella ahora estaban siendo reemplazadas por una tristeza de amargura. ¿Habrían escuchado la charla de su madre y ella? Se preguntó Alex a la vez que estudiaba cuidadosamente sus rostros.
-¡Idiotas! –les gritó a todos y logró salir de ahí lo antes posible. No sin antes mirar a su hermana quien estaba con la mirada preocupada hacia su hermana mientras sus labios pronunciaban su nombre “Alex”
Alex miró a Sarah intercambiando una larga mirada antes de prender el coche y salir disparada con rapidez hacia la nada.

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