Cap 9

El silencio que rodeaba dentro del carro hacía que el tiempo pasara lento e incomodo. Ni siquiera Tom podía sentirse seguro si su comentario fuera lo suficientemente adecuado para la situación. Estaba completamente seguro de que ella estuviera enfada. Su rostro lucia serio y no había dado ni un sola palabra desde que ambos subieron a la “carcacha” así que se decidió por permanecer todo el camino en silencio.

Jamás creyó que aquel silencio y su seriedad lo hiciera caer a la desesperación de saber que era lo que pasaba por su mente.

-¿Estas enojada? –preguntó a un sabiendo a regañadientes su respuesta.

-Hay cosas de ti que no me quedan muy claras –confesó sinceramente- una persona no puede cambiar de la noche a la mañana.

-¿Qué quieres decir con eso? –levantó una ceja en forma de confusión. Le pidió que se explicara.

-Me refiero a que tú no eres una buena persona –respondió y se encogió de hombros. Se avergonzó der tan directa pero no se le ocurrió otra forma más sencilla-.

-¿Crees que soy malo? – preguntó Tom casi soltaba una risita pero se contuvo-.

-Tom –bufó- hay tantas chicas bonitas, con las que puedes tener sexo todos los días, lo que no entiendo es ¿por que precisamente yo?

-No trato de tener sexo contigo –admitió burlándose- si estoy aquí es para probarte de lo que soy capaz, dijiste que no soportaría estar contigo ni tres días y ya pude soportar uno.

-¿Es por eso o porque tienes miedo de que tu propia amiga se burle de ti?

-Ambas cosas –confesó mientras una sonrisa le crecía de oreja a oreja.

Ella suspiró en forma tranquila lo cual significó algo más relajante para él. El silencio volvió a invadirlos. Pero ahora no fue tanto su incomodidad lo que despertaba en él si no sus pensamientos acerca de Bill y David de lo furioso que estarían por haber hecho más escándalo del que ya se encontraba.

-Luces preocupado –dijo sonriendo a Tom- es por la prensa, supongo.

-Algo así –mintió, realmente no tenía ni las ganas ni el deseo de contarle lo que pasaba en realidad, ni mucho menos que se trataba de ella.

Alex asintió con su cabeza aun sin estar muy convencida con su respuesta, por lo que siguió enfocándose en manejar. A pesar de todo lo que había hecho Tom con los niños, Alex no seguía conforme con él. Le daría un lección que jamás olvidaría si insistía en que soportaría estar dos días más.

Habían llegado y sintió un alivio profundo al no ver más camarógrafos. Se despidió de Alex sin mirarla. Su mirada se encontraba perdida en su camioneta mientras pensaba en las palabras perfectas para decirle a Bill lo que había ocurrido en realidad.

-¿No se te olvida nada? –grito Alex desde lejos. Parecía divertida-.

Tom volteo serio sin mostrar risa alguna. Se confundió al no ver nada o un objeto acaso que se le pudiera olvidar. Alex caminó lentamente hacia él y eso le quitó el aliento.
Tom se paralizó y no pudo mover ningún musculo. Ella lo miró a los ojos y le volvió a sonreír con aquella sonrisa que de pronto le pareció bonita.

-Mañana a la misma hora –dijo que casi pareció seducirle. Enarcó las cejas en forma divertida- aquí.

Volvió a sonreír maliciosa. Sus intenciones habían funcionado en él. Tom intentó parecer desapercibido y continuó con su mente en las palabras que tenia para Bill.

Aun pudo verla por la ventanilla cuando Tom se marchaba del lugar. La camioneta le pareció moderna y cómoda al poder volver a sentir sus sillones de siempre. Se despidió Tom con la mano fingiendo estar feliz de verla mañana. Aunque en realidad sabía que no podría verla mañana. Después de esto, estaba seguro de que lo vigilarían las 24 hrs. del día.

En un momento de pasar desapercibido por las calles que rodeaba en ese instante, permaneció quieto e inseguro. Anhelaba poder ser libre sin preocuparse lo que dijeran los medios de comunicación. De un modo a otro sabía que ese sería su precio de la fama.
Sabiendo a regañadientes lo que le esperaba, supo que no podría salir más, eso si no quería causar más problemas.

Se sentía cansado, pero no quería dar importancia a su cuerpo. Su mente ya estaba demasiada preocupada por las consecuencias que tendría por haber perseguido a una chica, que realmente ni le interesaba. Todo por seguir un impulso que no sabía de donde surgía.

Ahora le odiaba y la repugnaba de una manera desagradable. Deseó no haberla conocido jamás y no haberse acercado a ella. Ahora se sentía comprometido de llegar mañana temprano con esa mocosa.

Había llegado a su casa y fue entonces cuando se quedó paralizado, como si le hubieran lanzado un balde de agua fría. Su cuerpo lo sintió pesado y por un momento pensó en fugarse solo una noche. Ya que el enojo de Bill se le pasara.

Pero aun así, Tom se mantuvo de pie hasta llegar a la puerta. Entrando, se cercioraba por cada paso que daba, a sus alrededores, que no viniera Bill hacia él. Lo conocía tan bien, que leía por su mente lo que estaba pensando Bill.
Se tranquilizó al no haber señal alguna.
Su madre de la nada apareció frente a él.

-Estas en serios problemas –le anunció su mama sin una pizca de furia. ¿Pero como ella lo sabía? Se preguntó Tom- Bill está realmente molesto contigo –ahora supo como lo sabía su mamá.

-¿Dónde está? –Preguntó Tom fingiendo interés- necesito hablar con él.

-Salió de compras con Natalie porque necesitaba que se le pasara el coraje.

A pesar de todo, Bill había sido algo generoso al no presentarse instantáneamente, de haber sido así, las cosas se hubieran puesto fatales. Ahora que Bill estuviera más relajado, podía hablar con él y decirle lo que sucedía. No mantendría nada en secreto.

-Por cierto –dijo su mamá justo cuando Tom mientras subía por la escaleras- llamó la chica que andaba mucho con Bill, la única que ha venido a comer con nosotros –decía dando pistas al no recordar su nombre.

-¿Neily?

-Me parece que si –respondió un poco insegura- me dijo que no les dijera que llamó pero quizás se le ofrezca algo, al menos tu deberías llamarla –insistió su madre mientras desaparecía por la cocina

¿Qué querría Neily? ¿Por que llamaría en estos momentos?
Intentado descifrar sus preguntas, caminó hacia su cuarto sin dejar de pensar en todos los problemas que tendría. Tampoco se sentía de humor para ver que se le ocurría a Neily, pero aun así marcó su número.