Los Ángeles.
Una noche ligera era lo que tanto pedía y deseaba en una sola noche. Increíblemente había sobrevivido cuatro meses y medio con esta hermosa bebita. Me sentía vacía e incómoda si no llegaba a acariciar mi abdomen. Quería brindarle todo mi amor, aunque fuera con mis manos. También le hablaba y le contaba cuentos para que recordara mi voz y que no temiera por lo que ocurriera en el futuro. Que yo la protegería de cualquier cosa. Su vida estaba primera que ni ella misma.
Pero a la hora de la noche, la pasaba dando vueltas en mi estomago, lo que causaba un mareo terrible y un quitar de sueño muy pesado. Al día siguiente solo amanecía con ojeras y varios bostezos en una sola hora. Y lo peor de todo es que ya estaba comenzando con los mareos continuos.
-Solo una noche –le pedí acariciando mi abdomen- es todo lo que quiero, una noche para poder descansar.
Luego de eso, sentí como si una lombriz anduviera recorriendo todo mi estomago. Me dieron ganas de vomitar.
Suspiré llena de resignación. Era lógico que no la obtendría y ella seguro se estaba riendo de mí con los mareos constantes que ella me provocaba, pensando que eran divertidos.
Me mantuve erguida durante unos segundos intentado olvidar el recorrido de mi lombriz, luego de eso solo tomé un poco a mi taza de té extremadamente caliente.
Me levanté del suelo –donde me encontraba mirando el anochecer de la ciudad en el balcón del departamento- y caminé directo a mi computadora.
Durante toda la tarde quise comentarle a muchas personas la felicidad que me causaba saber que tendría una pequeña bebita. Deseaba que todo el mundo se pudiera enterar de mi felicidad y de que sería madre. Pero no había nadie que pudiera contarle mi única verdad. Salvo una persona. Tom Kaulitz.
Al mirar la computadora, pude darme cuenta que la carta que estaba a punto de ser enviada a Tom seguía latente. Aun dudaba de mandarla o preferir que se ocultara al igual que otras muchas cosas.
El miedo aun estaba presente en mi interior. Estaba segura de que aun no lo sabía Bill por medio de Tom, habría llamado él mismo para saber si era verdad.
Había tenido tantas pesadillas del momento en que él se enterara y estuviera furioso por no habérselo contado, pero a mi punto de ver….él fue quien huyo y no yo. Yo solo tomé mi rumbo y continué mi camino sin él, sin pensar que eso sería lo más difícil en toda mi vida. Porqué ahora era cuando me sentía tan sola e incompleta. Lo necesitaba tanto.
Me acomodé rápidamente a mi silla y volví a tocar el mouse que con un solo clic lo enviaría directo.
Esto me provocaba un malestar tan grande, como una gran preocupación, ya que iba a ser tan riesgoso, como el que Tom mantuviera el secreto a salvo. O quizás yo pensaba que de verdad estaba oculto, quizás y digo quizás porque él tal vez ya sepa la verdad y prefiera seguir estando sin mí.
Me entristecí por completo. Era como si un peso mayor al de mi bebe me aplastara con toda la fuerza posible y deseé desvanecerme por ese peso.
Ahí estaba, todo lo que había escrito en esa carta se definía en algo pequeño, simplemente no sería enviada y punto.
Leí por una última vez antes de dar clic al botón “Borrar”
“Querido Tom, hace tanto tiempo que no te veo y ya comienzo a extrañar tu presencia. Sé que tanto para ti como para mí ha sido difícil mantener un secreto y más siendo hermano gemelo del padre de mi futuro bebe.
Te he escrito con la única noticia que me ha causado más que felicidad; Pues eres a la única persona que sabe de este secreto y estoy segura de que de alguna forma, podré seguir confiando en ti.
Hace algunos días atrás, una compañera de trabajo me acompañó a hacerme un eco donde por fin sabría el sexo de mi bebe. Pues tengo el orgullo de anunciarte que será una linda y hermosa niña.
Espero que puedas guardar todo este secreto que llevo guardándolo yo durante cuatro meses y medio, que fue el día en que exactamente Bill me dejó.
Aprecio tanto tu discreción y espero volver a reencontrarnos algún día.
Hasta luego.
Atentamente: Neily”
¡Genial! Ya podía imaginarme la expresión de Tom decir “seré Tío de una niña” aunque eso aun estaba muy en mi imaginación. Al igual que Bill venir por mí directo de Alemania para regresar y llevarme a Los Ángeles….¡De veras soñaba demasiado!
Suspiré no sin darle la última hojeada y darle clic al botón “borrar”
Hasta luego –susurré sin dejar de mirar la pantalla donde alguna vez estuvo una estúpida carta dirigida hacia Tom.
¿Cómo podría enviar algo tan peligroso para que supieran mi secreto? Estaba loca, pero por alguna razón me detuve, antes de cometer otra de mis grandes locuras.
-¿Qué haces? –Lydia vino directamente hacia mí interrumpiendo mis pensamientos. Ella venía con otra taza de té más caliente.
-Nada –mentí. No quería volver a sentir culpabilidad de nuevo con Lydia. Ya podía escuchar en mis pensamientos los regaños que hubiera hecho al darse cuenta que no pude enviar una carta donde anunciaba el sexo de mi bebe “estás loca, ni a él puedes decirle la verdad”. Me salvé.
-¿Qué ocurrió con la carta que estaba ahí? –preguntó sin despreocupación.
-Una carta sin importancia –respondí esperando que no esperara explicaciones.- pero se eliminó y no pude hacer nada.
-¡Vaya! –Suspiró aliviada- que bueno que la envié antes.
-¡¡¡¡¡Qué!!!!!!!! –exclamé demasiado asustada. Eso no estaba en mis planes. -¿A quién? –pregunté en forma de suplica. Por favor Tom no, Tom no.
-Pues ya estaba escrito el destinatario ¿Hacia Tom no?
Ahí estaba todo mi mundo. Estaba viendo como claramente se derrumbaba a pedazos parte por parte. Fue demasiado cruel así que tuve que cerrar los ojos.
-Me pareció una carta sencilla y sin ninguna complicación, así que me tomé la libertad de enviártela por ti.
-Muchas gracias –le dije resignada- ahora de seguro Bill está viendo ese correo. Imagínate que se enterará, que…..
Mis pensamientos vagaron rápidamente a escenas que de veras no querían que se supieran. La prensa de nuevo me aterrorizó pero eso no me hizo perder la compostura; porque ahora tenía que lidiar con algo mayor, con algo que se refiriera a la verdad.
Alemania.
-Quiero hablar contigo seriamente –dijo Bill erguido sin dejar de mirar a Aliz quien le sonreía con esos ojos brillantes.
Bill se sentía tan cansado de que Aliz estuviera atrás de él y no podía buscar las palabras adecuada para que no la dañaran. Tuvo que aceptar que fue una gran amiga cuando no tuvo a nadie, pero ella esperaba algo más que Bill no le podía dar. Eso lo puso nervioso ¿Cuántas veces la había rechazado y ella aun seguía atrás de él con los brazos abiertos?
-Ya no quiero que me sigas.
-No te entiendo –logró decir con una sonrisa.
-Quiero que entre los dos haya un espacio más grande, yo lo necesito y seguro tú también.
-Bill –se apresuró a decir acercándose a él. Era algo fácil para ella llegar hasta él y creer que lo intimidaba. Pero Bill solo hacía gestos que lo hacían sentir peor e incomodo.- No entiendes que de veras quiero algo serio contigo. Solo estoy esperando el momento en que tú también sientas lo mismo. Seré paciente ya lo veras…
-No –negó Bill pegando un fuerte grito- eso es lo que no quiero, que esperes algo que nunca podrá pasar. Y eso me hace sentir mal. Ya no quiero que hagas esto.
-¿Qué haga qué?
-Esto –Bill hizo una seña con las manos simulando tener un espacio en él. Ella comprendió enseguida y bajó la cabeza.
Se sintió más mal sabiendo que la gente pasaba caminando y solo los veía con timidez y algunos con rareza.
-Hablemos adentro –Bill la invitó a pasar con el pretexto de que nadie los viera discutir, aparte de que ya estaba cansado de que diario ocurriera lo mismo.
Aliz continuó caminando apresuradamente para ir a su habitación. Pero Bill la detuvo antes de llegar más lejos.
-Aquí es un buen lugar para hablar –le dijo disgustado-.
-Bill –volvió a suplicar que casi pareció llorar- Te amo tanto porqué no lo ves.
No; Eso era lo único que quería decirle, pero sintió que la estaba lastimando de más. Ella comenzó a llorar desalentadamente que sintió lastima por ella.
Deseó abrazarla, pero si en realidad lo único que deseaba era tranquilidad y ya no seguir lastimándola con falsas esperanzas tenía que dejarla que llorara.
-No puedo dejarte ir –logró decir entre sollozos- eres lo único que me queda y dejarte ir es como si mi vida no tuviera sentido.
-Estoy seguro de que las hay –Bill la tomó fuertemente por los hombros para mirar su rostro frente a frente- Antes de que yo apareciera había muchas cosas por las cuales luchar.
-No –se apresuró a negar con los ojos como platos- no me dejes –suplicó- tú le diste una chispa a mi vida en la que no soportaría verla apagar.
Bill se sintió peor ante aquellas palabras. Su decisión al principio pareció estar tomada, pero conforme los minutos pasaban junto con ella, era más difícil saber la mejor decisión.
Intentó razonar en algo, una idea en la que ninguno de los dos pudiesen salir lastimados. El peor error era decirle que fueran algo más sabiendo que Bill no podía brindarle lo mismo que ella y por supuesto que la estaba engañando. También lo hizo recordar los momentos en que él mismo engañó a Neily junto con ella. Lo hizo sentir miserable y un hombre que no valía la pena. Ahora que Neily estaba fuera de su alcance, seguía sintiendo que la estaba traicionando.
Un terrible sonido apareció entre el cuarto de Tom. Bill estaba seguro de que se trataba de un correo que Tom había recibido, ya que siempre sonaba como un silbato quebrado. Bill lo odió de inmediato. Aunque no era que Tom tuviera la culpa, pues la culpa era que Bill se encontraba a las afueras de la habitación de Tom.
Aliz paró inmediatamente de llorar para dirigir su atención a ese sonido.
-¿Qué es eso? –preguntó aun con algunos sollozos. Al menos eso pareció callarla.
-Cada vez que Tom recibe un correo, suena ese estúpido silbato.
Aliz se atrevió a mirar su computadora que se encontraba encendida pero de pronto eso ya no le pareció tan importante que lo que estaba pasando con Bill.
-Estás confundido –dijo Aliz después de un largo silencio- vendré mañana cuando estés mejor y piensas las cosas bien.
Bill suspiró pero gritar su nombre fue lo único que pudo decir antes de verla salir hasta la puerta. Bill ni siquiera se molestó por acompañarla y si quiera seguirla. Simplemente se quedó pensando en lo que había ocurrido.
Había dado un gran paso por haberle mencionado claramente y un poco mejor lo que él deseaba. Su privacidad. Tener a los medios de comunicación a las afueras y otra en tu propia casa era pasarse de los límites.
-Aunque con Neily fue diferente –pensó en voz alta y se sentó en la cama de Tom mientras lograba recordarme.- Con ella no me cansaba, con ella no tenía que fingir que estaba feliz por qué lo estaba, con ella no necesitaba descansar, porqué siempre tenía energías para más, más y más.
Bill suspiró mientras se recostaba sobre la cama de Tom sin dejar de pensar en la que siempre estará enamorado. “Neily” susurró cerrando sus ojos lentamente. Sonrió al imaginarse que estaba junto a mí.
Abrió los ojos precipitadamente antes de caer a una ilusión falsa.
Se levantó no sin antes mirar la computadora de Tom. Sus ojos se abrieron de par en par cuando miró el correo que venía directamente de Neily.
Su mano automáticamente se deslizó al mouse para abrirlo, pero segundos antes se detuvo.
-No puedo –dijo con un hilo de voz-.
Se levantó sin dejar de sonreír y se dirigió lentamente a su habitación. No tuvo la menor duda de que Tom estaba ocultando algo, pero sabía a ciencia cierta que de algún modo lo sabría.
Sabias que??? (*2) CAPITULO NUNCA ANTES VISTO
-
Bueno me gustaría poder redactar como hubiera sido el final de la historia
que apareció en mi cabeza desde un principio. Y antes de que puedan
preguntarse ...
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