Mientras me sumía en la suma desesperación de no encontrar otra alternativa a mis soluciones llegaba a zambullirme por uno de los balcones más grandes de todos los departamentos. Era mi favorito desde que había llegado a esta ciudad.
Hacía tanto calor que en veces deseaba estar completamente desnuda y quedarme sentada como todas las tardes.
Pero eso me lo impedía ahora que tenía una compañera de cuarto.
Aquella tarde no me era indiferente a los demás días. Siempre miraba como el sol se ocultaba poco a poco frente a mis ojos y era entonces cuando deseaba lo mismo. Que sencillo sería si solo se trataba de desaparecer nada mas cuando quería.
Todos los días me parecían lo mismo y no había día que no pensara en mi familia ¿Cómo estarán? ¿Qué es lo que estarán haciendo en este preciso momento? ¿Estarán pensando en mí como yo en ellos? Pero la que más me enchinaba la piel era de saber si Bill estaría bien, si preguntaría por mí.
No podía evitarlo y muchas veces trataba de localizarlo en mi celular. Pero una fuerza de la que nunca supe de donde salía me detenía y provocaba una fuerte tristeza que dentro de cinco minutos sabía que desaparecería.
Me rebocé aferrando mis rodillas que las tenía cerca de mi rostro. Una sola lágrima bajaba por mi mejilla lentamente y no quise detenerla.
Jamás había creído que así acabaría mi vida. Sin nadie en quien pedir ayuda, sin nadie quien me aconseje. Esto era absurdo pero tenía que olvidar, de alguna forma deseaba olvidar todo aquello que me perjudicaba.
Pero ni siquiera la más mínima brisa de aire me deleitaba, ni me ayudaba a olvidar. Todo parecía estar más complicado.
Suspiré en un intento de calmarme. Casi sentía que al pensar todo esto, mi cabeza en cualquier momento reventaría. Pero no bastó mucho cuando mi celular comenzó a sonar.
Imaginé que sería Lydia, mi compañera de cuarto, lo más probable era que hubiera algún problema con la compañía.
-Bueno –contesté enfada mientras secaba mi lagrima.
-¡Dios mío! –Exclamó con alegría- no puedo creer que hacía tiempo que no escuchaba tu voz. Tan rápido se han pasado cuatro semanas desde que te fuiste.
-¿Perdón pero quien habla? –pregunté mientras me sentaba cómoda en el balcón de mi departamento.
-Vaya mujer que te has olvidado de muchas personas –dijo con cierto enfado- pero no importa, hay gente que no se olvida de ti.
La misma actitud, la misma falsedad en su voz. Se trataba de Aliz.
-Por supuesto que no me he olvidado de ti –le dije resignada- me alegra que hayas llamado –mentí- los extraño mucho.
-Sí, nosotros también te extrañamos muchísimos y no sabes más cuanto lamento no haberme despedido de ti el día que te fuiste.
Me alegré el que no fuera. Dando y dando vueltas al asunto, me di cuenta del tipo de amistad que uno tiene. Un ejemplo, Aliz, jamás me había dado cuenta de lo tonta que fui en muchos aspectos. Ahora todo el cariño que había tenido en ella se había convertido en rencor.
-Hace unos minutos terminé de hablar con Bill –continuo Aliz con voz alegre. El escuchar su nombre me provocó un fuerte nudo en el estomago y desee verlo. Ahora tenía envidia de que Aliz estuviera precisamente en el lugar donde yo mas deseaba- me dijo que te deseaba una mejor vida en los Ángeles.
-Que más te dijo –pregunté instantáneamente y desee no haber preguntado eso.
-Solo eso –respondió ella- pero cuéntame, en resumen, como fue tu primer día en los Ángeles.
Recordar mi primer día en los Ángeles había sido una maravilla y algo completamente nuevo para mí.
“Es como cuando uno desea algo más y se da cuento de que nada se compara con la realidad.
Ni el vuelo en avión ni el trayecto camino a mi nuevo departamento me hicieron desprender el pensamiento que llegaba con mayor intensidad. El único pensamiento de mi futuro hijo sin un padre. De algún modo, la verdad pronto se sabría, pero la pregunta que mas me inquietaba era ¿Cuándo?
No pude fingir el no sorprenderme por lo alto que se encontraba el edificio lleno de departamentos. Aquel lugar desde afuera me pareció de lo más hermoso y encantador.
-¿Desea que le subamos las maletas hasta su departamento señorita? –preguntó un hombre en idioma ingles lo que pude entender, que al juzgar por su apariencia, era uno de los trabajadores de este lugar.
-Si sería tan amable –le respondí mientras mi sonrisa se ampliaba con rapidez. El solo imaginar que pelmacería aquí durante un largo tiempo me hizo pensar en todas las dichas que obtendría a cambio. Lujo.
No pude evitar que mi boca no se abriera cuando me mostraron paso a paso las comodidades de aquel hotel, incluyendo la mejor vista, con uno de los pisos más accesibles que un huésped podía tener. El departamento se podía decir que prácticamente incluía de todo. Muebles, cocina, televisión con más de 600 canales disponibles, música, servicio las 24 horas del día, tres recamaras cada una con su baño y la cama era poco más grande de lo que yo dormía.
-Estamos a sus servicios –contestó aquel joven mientras cerraba la puerta.
No pude contestar por lo ciega que estaba al ver el lujoso departamento en el que me habían hospedado. ¿Me pregunto si en Alemania estarían igual las estancias?
Pero tenía que admitir que esto de los lujos me hacía olvidar un poco la situación en la que me encontraba. Aventé mi bolso que había llevado conmigo durante el largo viaje y comencé a caminar con rapidez por todo el departamento sin que la sonrisa se me borrara.
Más de una vez prendí el estéreo y brinque en la cama que me lanzaba por los aires. Comí de toda la comida como me fue posible, golosinas, galletas, todo lo que estuviera cerca de mí.
Pero había algo tan extraño que jamás en toda mi vida me había sucedido. Se me antojaba ese jabón que estaba cerca del lavaba platos. Se me antojaba y se me hacía agua la boca.
“Que tonta, pero que hago” –dije cuando sostenía entre mis manos el jugoso jabón- ohh dios pero se ve tan…irresistible.
Lo alejé de mí con una mueca al probarlo solo un poco. Pero el tan solo verlo, sabiendo el sabor que me provocaba hacía desearlo más. Supuse que sería a causa del embarazo. Me reí al pensar todo lo que había hecho en tan solo unos minutos, pues el departamento ya estaba completamente cabeza abajo.
Y no bastó más que solo silencio para permanecer quieta y darme cuenta de que me encontraba completamente sola….
Las cobijas que se pegaban a mi cuerpo me hacían sentirme protegida. Me regocijé más hasta lo más profundo del colchón sabiendo que mis ojos permanecían cerrados. El viaje me hizo sentirme cansada y más por haber acomodado el departamento en su lugar.
Me sorprendió que mis oídos permanecieran alerta cuando escuché un pequeño ruido. Era como cuando alguien abre la puerta con una llave.
Abrí mis ojos con rapidez y me di una media vuelta, cayendo suavemente por el suelo.
Me incliné y busqué con mis ojos un objeto que fuera lo bastante grande para que sea lo que sea fuese esa cosa, se largara inmediatamente.
Había un paraguas detrás de la puerta de mi habitación. La tomé sin hacer ruido y me dirigí de puntas hacia la puerta principal. Primero que nada me cercioré que aquella cosa no me sorprendiera a mí, por lo que el silencio no se hizo de esperarse.
Caminé un poco más de prisa con mi paraguas en mano y vi una sombra pararse junto a la cocina. Si mal no me equivocaba, estas serían las 4 de la mañana. Estaba segura de que se trataba de algo malo….de Ani.
-¡Ahhhhhh –grité con todas mis fuerzas mientras corría hacia esa sombra con mi paraguas dirigiéndose directo a la sombra. Lo golpearía.
-Nooo –gritó la sombra. En cuanto prendió la luz me di cuenta de que se trataba de una chica- no lo hagas, solo soy tu compañera de cuarto –me suplicó agitando sus manos.
Aunque aun estaba en shock, mi paraguas estaba justo arriba de su cabeza. Su grito inesperado fue lo único que hizo detenerme.
-Perdona pero es que nadie me dijo que vendría alguien –me disculpe hablando en alemán. Pero todo fue más confuso cuando supe que ella también hablaba mi idioma- espera –la detuve justo cuando estaba a punto de hablar- pero ¿Cómo es que sabes hablar mi idioma? A penas duras se hablar un poco el ingles y tu eres…
-Por lo pronto solo soy la única en este hotel que puede hablar alemán –se rio como si eso fuese divertido.
-Disculpa mi falta de indiscreción –me avergoncé e intenté aclararme la garganta para que el silencio no fuera víctima por culpa mía- pero que haces en mi departamento.
-Lo siento –se volvió a reír y entonces desee saber que era lo que le causaba risa- mi nombre es Lydia –justo después de presentarse tan extrañamente se acomodo su cabello con su mano lanzándolo hacia su espalda.
Aquella chica tenía el cabello castaño oscuro, medio ondulado. Sus ojos eran color verde claros, su figura delgada la hacía parecer como una modelo, su color de piel era moreno y sus pómulos resaltaban sus labios y su cara afilada.
-Seré tu compañera de cuarto –dijo mientras yo la veía detenidamente- permaneceré contigo incluso en tu trabajo.
-Nunca mencionaron algo como eso –respondí confusa mientras me tocaba a con mi mano a tientas mi cabello. Ahora supe por que reía tanto.
-Yo seré quien traduzca todas tus redacciones en revistas y todo lo que tu necesites.
-Suena como si fuera mi sirvienta –me burlé.
-Así lo parece –se rio también-.
-Pero –me detuve un poco mientras trataba de arreglar mi cabello- hubiera sido más sencillo para todos si yo permaneciera en Hamburgo. Aquí lo que necesitan es una chica como yo solo que con la diferencia de que viva aquí en lo Ángeles ¿No crees?
-Opino lo mismo –sonrió al ver como desbarataba mi nudo en la cabeza- pero quiero que sepas que el Sr. Roslee es muy importante para nosotros –supuse que hablaban del padre de Mike- así que lo más justo para nosotros es hacer lo que más le beneficie y más ahorita en algo tan doloroso para él.
Me estremecí de nuevo al recordar la horrible escena. Me di por vencida con mi nudo de greña y me senté en unos de los sillones cercanos.
-No estoy muy enterada de eso –dijo con cautela. Llegó hacia mí y me extrañó que me abrazara como si tuviéramos años en conocernos.
-Aunque apenas nos conozcamos –dijo- se que tu y yo vamos a querernos mutuamente. El Sr. Roslee es un hombre de palabra y no creo que mienta cuando dijo que eras una chica especial para él.
-No lo entiendo –dije confusa- ¿Cómo podía quererme después del daño que le hice?
-No tengo entendido del problema –repitió ahora con una leve sonrisa- pero estoy segura que no fue tu culpa.
Le dediqué una sonrisa forzosa. Esa había sido un día extraño, pero me sorprendió aun más que Sr. Roslee aun fuera tan amable conmigo.
-Si no es indiscreción –comentó ella mientras ambas nos recobrábamos del abrazo- pero que es lo que realmente sucedió.
-Es una historia larga –suspiré- y no sé si tenga la fuerza necesaria para contarla.
-Promete que algún día escucharé de esa historia –suplicó y sus dulces ojos delataban una gran curiosidad.
-Lo prometo –le dije y le dediqué otra de mis grandes sonrisas. Sería un reto completamente difícil volver a recordar mi vida pasada, pero sabía que eso solo me haría más fuerte"
-Tengo que colgar –interrumpió Aliz mi recuerdo del día que vine a los Ángeles- lo lamento.
-Descuida –fruncí mis ojos y colgué encaminándome a mi habitación donde pronto oscurecería y solo me enfocaba ahora ene descansar
Sabias que??? (*2) CAPITULO NUNCA ANTES VISTO
-
Bueno me gustaría poder redactar como hubiera sido el final de la historia
que apareció en mi cabeza desde un principio. Y antes de que puedan
preguntarse ...
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