(10 minutos antes)
La gente que pasaba alrededor de Tom eran más que solo un estorbo. Deseó estar rodeados de chicas hermosas y hacer…. Algunas obscenidades con ellas que prefirió no decir nada.
Tomaba a su bebida y trataba de intercambiar una mirada rápida con una chica con quien desde que había llegado a la mesa, aquella chica no le había quitado la mirada de encima.
Era el tipo de chica que Tom solía tener sexo. Ellas eran quienes lo incitaban a llegar a la cama y él seguía en su juego. Era rubia de cabello lacio extremadamente largo. Sus ojos de color y una figura delgada como a Tom solía gustarle.
-Deja de mirarme Gustav –regañó Mina a Gustav con un codazo. Estaban peleando desde que llegaron sin que Tom pusiera mucha atención.
Tom volvió a dar otro sorbo a su bebida mientras le dedicaba toda su atención a aquella chica. Incluso en la mente de Tom ya se dibujaba una imagen entre ellos dos en la cama.
La chica lo miraba con unos ojos que lo hacían continuar en su juego. Reía con los amigos fingiendo que a ella no le interesaba en lo absoluto una charla con Tom. Pero volteaba cada diez segundos y eso a Tom le gustó.
-Romeo –le gritó Mina a Tom quien parecía estar cegado en la chica- creí que estarías con Fanny esta noche. Han sido meses que no la vez –comentó.
-Solo la veo los fines de semana –respondió sin dejar de mirar a la chica. Tomó de nuevo a su bebida que contenía el suficiente alcohol para acercarse a la chica.
-¡Vaya! –Exclamó Mina- ya sé donde están mis vecinas. Definitivamente me iré a esa mesa si la charla con Tom continua así –se burló.
-Las pláticas de Tom suelen ser de enseñanzas –dijo Gustav en tono burlón.
-Son de enseñanza cuando se trata de sexo –respondió Tom soltando una carcajada.
Tom volvió a dar otro sorbo a su bebida y sintió aquella pesadez de su pensamiento. Le sorprendió que su pensamiento acerca de la soledad lo envenenara rápidamente en su cabeza antes de tener relaciones sexuales. Una ira lo atacó y su deseo de estar con aquella chica desaparecieron.
-¿No iras tras de ella? –Preguntó Mina extrañada por el comportamiento de Tom- Sueles irte cuando das tu último trago a tu bebida –señaló con sus ojos la bebida de Tom que ya se encontraba vacía.
-Necesito algo que me haga soportar toda la noche sin estar pensando en lo insaciable que me deja el sexo –se agachó y miraba como Mina sacaba de su bolsa un cigarrillo- como un cigarrillo –le sonrió.
-Tienes suerte –hizo una mueca al dar el cigarrillo a Tom- solamente tengo dos.
-Soy un chico con mucha suerte –sonrió de nuevo para sí mismo.
-Si si si lo que tu digas –puso Mina los ojos en blanco mientras extendía su mano hacia Tom sin dejar de moverla- mientras el “chico suertudo” conquista a la chica iré a prender mi cigarrillo.
Ambos se pusieron de pie e intercambiando miradas. Mina se acercó lentamente a Tom chocando su cuerpo contra la de él. Pudo sentir su aliento cerca de ella y por un momento la invadió la desesperación por tenerla.
-Dime un cosa –dijo Mina susurrándole al oído- ¿Crees en los amores inesperados? –preguntó sin que Tom pudiera comprenderla. Le guiño el ojo y se dirigió a las fueras del lugar para fumarse su cigarrillo.
Sin duda alguna su amiga Mina había robado toda su atención hasta incluso supo que había sido adrede su seducción hacia él y eso lo confundió. Se rascó la cabeza y siguió lentamente su paso hacia la chica rubia. El cigarrillo ya estaba prendido y el humo fue la medicina perfecta para soportar lo insaciable del sexo.
Inhaló fuertemente su cigarro y dejó caer su mano donde sujetaba el cigarrillo. Bastaron segundos para que su cigarrillo cayera el suelo. Un pequeño empujón por parte de una chica lo había echado todo a perder.
-Maldita sea – maldecía mientras miraba su cigarrillo sobre el suelo.
Buscó el único culpable y supo que se trataba de una chica. Iba camino a la barra y eso lo hizo enojar bastante. La medicina desapareció dejándolo más aterrado por sus pensamientos que ya comenzaban a invadirlo.
Llegó a la mesa donde Gustav permanecía sentado y comenzó de nuevo a maldecir.
-Que ocurre ahora –preguntó desinteresado Gustav quien no paraba de mirar a sus alrededores con su bebida en mano.
-Una chica ha tirado de mi fuerte medicina- se quejó sin para de moverse a un lado a otro. La idea de que su cigarrillo desapareciera le enfurecía y haber olvidado su caja de cigarros había sido una de las peores cosas.
-Mina suele ser mentirosa cuando le conviene –trató de calmarlo sin mucho esfuerzo. A Gustav solo le interesaba estar bebiendo- está afuera. Quizás tenga otro cigarrillo si sigues insistiendo.
Tom miró a Gustav de reojo. Esté había entendido que lo estaba corriendo. El hecho de quejarse por algo que a Tom le molestaba, le molestaba más a Gustav por estar interrumpiendo su gusto por mirar a la gente.
-De acuerdo –accedió sin convencerse mucho. Se sintió incomodo el que Gustav no le prestara ni la mínima atención.
Se alejó de la mesa.
Fue insólito tener que pasar al lado de aquella chica. Podía ver su espalda completa y agradeció por no tener que lidiar con su rostro. Pasó de su lado y se dirigió a las afueras del lugar donde Mina platicaba con algunos chicos fumando su cigarrillo.
-Mina –llamó con cierta incomodidad al tener que lidiar con cuatro miradas de chicos hacia él. Los detestó- podemos hablar en privado –le pidió jalándola del brazo.
Mina les dirigió una sonrisa a los chicos y ellos fueron los que se alejaron. Eso provocó en ella un disgusto hacia Tom. Pero para él fue haber logrado su objetivo.
-Gracias Tom –dijo Mina disgustada mientras se cruzaba de brazos- has alejado a los chicos más guapos del planeta. Estábamos planeando un ….
-Necesito un cigarrillo –lo interrumpió Tom quien no tenía las intenciones de escucharla- una chica tonta ha tirado el que tenía.
-Pues lo siento –contestó aun disgustada- te lo mereces. Después una sonrisa apreció de la nada en su rostro- ¿A quién debo agradecer?
-De veras lo necesito –suplicó Tom-.
-Te dije que era el último –respondió quien no paraba de sonreír. Soltó una carcajada por la forma en que veía a Tom sufrir- me alegro de que sea quien sea te haya tirado ese cigarrillo. Haber que sientes que te quiten algo que se te antoja.
-No te portes de esa manera –contestó disgustado Tom quien caminaba de un lado a otro mientras lo consumía la desesperación-.
Comenzó a caminar de un lado a otro tratando de disimular que no veía a Mina. Pero bien sabía ella que lo miraba y tuvo la intención de acabarse su cigarrillo sensualmente y rápidamente.
Su amiga sonrió al tirar el cigarrillo y pisarlo con la punta del tacón. Trató de mirar a otra parte y pudo distinguir mucho mejor a la chica de la barra.
-¿A quién miras? –Preguntó Mina que no paraba de sonreír-.
-A la chica que está en el bar –respondió a penas duras por la pequeña escena entre su cigarrillo y ella- ella fue quien lo hecho todo a perder. No tenía por que empujarme….
-¡De veras! –Gritó emocionada al reconocer a Alex en la barra- tengo que agradecerle. Alex ha cumplido mi venganza y así podemos estar a mano….
-¿La conoces? –interrumpió de nuevo Tom a Mina con cierta confusión en sus ojos.
-Claro –puso los ojos en blanco- pero tienes la mala costumbre de interrumpir, –señaló volviendo a reír- no puedo creer que ella ha sido la culpable de tu desesperación.
Tom se sintió confundido y algo desorientado. Pudo ver su rostro a lo lejos con mucha claridad. No estaba mal, su belleza parecía poseerla totalmente natural.
Se cegó en su mirada y no dejó de verla. Algo en él la inquieto aquella chica. Era diferente a todas con las que había salido si lo pensaba en general.
-Ni lo intentes Tom –advirtió Mina señalándole con el dedo- créeme, es una persona totalmente diferente a las personas con las que has tratado. No saldría con ningún chico. La conozco desde hace varios años y es diferente. Le gusta lo anticuado.
-¿Qué insinúas? –preguntó Tom quien ahora sentía la suplica de su amiga. Sin duda alguna, esa fue la respuesta que más le gusto de Mina- ¿Crees que no saldría conmigo? –continuo con su juego mientras miraba Alex adrede.
-De acuerdo Tom –se resignó su amiga levantando ambas manos en forma de advertencia- es lo que quieres, de acuerdo. Ve tras ella.
Lo último dicho no le convenció mucho. Lo que se había convertido en un juego ahora parecía haber hecho algo diferente a todo lo que hacía usualmente. Pero si daba marcha atrás, su amiga no pararía de burlarse durante algunos días.
Se decidió.
Sintió el impulso de seguir adelante y agradeció haber tomado toda su bebida que contenía alcohol. Aun respirando el dulce olor del cigarro comenzó a dar pasos leves hacia ella. Sintió un horror al tener que hacer las cosas como normalmente era correcto.
Miró de reojo a la chica rubia que fingía que no lo miraba. A quien desde un principio ella había sido el objetivo. Se divirtió un poco al imaginar como la rubia se enfurecería al ir con otra chica.
Una vez estando cercas de ella, se acomodó su playera que de repente la sintió ajustada y tragó saliva.
-¿Puedo sentarme junto a ti? –intentó preguntar y le sonó algo tonto.
-No sé lo que te hayan dicho las amigas de mi hermana –respondió sin voltear hacia Tom. Confundido, se acercó y se sentó a pesar de su confusa respuesta- pero en estos momentos quiero estar a solas –continuo hablando sin verlo.
Ni siquiera pudo comprenderla. Supuso que sin verlo, estaría confundiéndolo de persona, pero aun así intentó llamar su atención ya que sus ojos permanecían cerrados. Este sintió que realmente no deseaba charlar con nadie.
Se abrumó un poco al ver que sus ojos se abrían poco a poco. Fueron minutos aterradores y se asustó por aquellos síntomas que jamás le habían sucedido en otra chica. ¿Se preguntó por qué?
La chica giró su rostro lentamente y ahora sus ojos quedaron de par en par lo cual le había sido algo gracioso para Tom. Sonrió y pidió una bebida especial para acompañarla.
Al darse cuenta de su expresión. La chica se avergonzó y le dio la espalda. Recordó con exactitud sus últimas palabras que habían sido un completo error. Se quería largar.
-No es malo avergonzarse –le dijo Tom al oído-.
-Tú que sabes –contestó disgustada alejándose de él sin siquiera mirarlo a la cara- te equivocaste de chica.
-Me gusta probar distintos platillos –se burló Tom soltando una carcajada. Tomó su bebida que le habían traído y bebió un poco-.
-¿Que te hace pensar que soy un platillo a tu gusto? –se volvió hacia él mientras su entre ceño se fruncía. Esperó su respuesta-.
-A eso me refiero –continuó Tom sin borrar su enorme sonrisa. El hecho de que ella lo mirará ya había sido ganancia. Todo pareció calmarse y ya podía sentir todo su control sobre ella- necesito probar antes de juzgar ¿No lo crees?
Tom le hizo una seña hacia abajo con los ojos y volvió a sonreír. Pasaron dos segundos para sentirse confundido. La expresión de la chica había sido algo inesperado para Tom. Tenía la boca abierta y sus ojos se mostraban sorprendidos.
Se levantó bruscamente de su asiento mientras tomaba su bolsa. Hizo una mueca de disgusto y se acomodó su blusa para irse del lugar.
Tom la detuvo tomando su mano automáticamente a lo cual la chica respondió echándole su bebida en su cara.
La soltó inmediatamente mientras miraba como aquella chica se iba del lugar. Casi pareció haber corrido del lugar. Solo podía sentir como una agua fría pasaba por todo su rostro. Gotas comenzaron a caer pero lo único que ahora deseaba era saber una respuesta.
Las personas que estaban alrededor no paraban de susurrar a sus espaldas y sabía que mañana esto sería noticia.
Sabias que??? (*2) CAPITULO NUNCA ANTES VISTO
-
Bueno me gustaría poder redactar como hubiera sido el final de la historia
que apareció en mi cabeza desde un principio. Y antes de que puedan
preguntarse ...
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