Cap 7

El salir rápidamente del lugar por su seguridad lo hizo sentirse mal. Manejaba con la mente en su amiga y en lo que el empujón de aquella chica le afectaría a Tom por los medios de comunicación. “Hoy que me siento tan inocente me culparan de algo que no hice” pensó mientras manejaba. Detrás venían sus dos guaruras quienes no le quitaban la mirada a Tom.

Había intentado siete veces marcar al número de Mina pero ninguna contestaba. Sus frustraciones y su duda de saber cómo se encontraba lo hacían sentir culpable.
Imaginaba el momento en el que “hubiera” podido ayudar a su amiga de cualquier forma como le fuera posible. Pero el solo hecho de no poderla ayudar en lo absoluto lo continuaron hacia el camino de la desesperación.

Estacionó la camioneta con mucho cuidado y percibió un flashazo a lo lejos. Supo que se trataba de los medios. Eran tan solo las 2 de la mañana y los medios ya estarían trabajando en la noticia del día. Ya podía imaginar los títulos de los periódicos, noticias en la tele o notas en el internet.

Se resignó. Esta no había sido su primera vez, pero por primera vez en su vida, no se sentía culpable de nada. Todo lo que le había ocurrido sintió que era un peso más. Como si todo lo malo que alguna vez hizo se le estuviera revelando.

Suspiró. Con la cabeza y los lentes oscuros puestos se dedicó solo a entrar a su casa con total normalidad. Fuera de su casa se trataba de actuar naturalmente. Como Tom solía decir “los medios más fuertes son Alemania y Estados Unidos”

Su única fuerte consolación se hallaba sobre su cama. Aquella guitarra que tanto deseaba tocar en ese momento, pero prefirió ahorrarse más problemas de los que ya tenía. Se limitó solo a recostarse en su cama y cerrar sus ojos.

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-No es necesario –distinguió la voz de su hermano apenas audible. Creyó que se trataba de un sueño- ya es suficiente -insistió.

El portazo de su cuarto lo hizo abrir sus ojos bruscamente. Su cuerpo lo sintió pesado y su mente se volvió a activar. Fue como si una chispa le hiciera recordar lo de anoche en tan solo tres segundos. Puso los ojos en blanco al ver a su hermano con un periódico en mano y su rostro molesto. Se limitó a no verlo.

-Vamos Tom –le gritó Bill- puedes explicarnos que es lo que paso anoche. No puedes estar ni dos segundos para no llamar la atención –siguió articulando lanzándole el periódico en su cara.

Tom apenas pudo abrir sus ojos tratando de aclarar su mente al igual que sus ojos. Distinguió dos sombras. Se levantó de la cama. Se encontraba vestido, recordó que solo se recostó en su cama y ya no supo nada.

-Han aparecido artículos sobre ti –le gritó Bill desesperado- ¿Has golpeado a otra chica?

-No –respondió mientras tallaba de sus ojos. No podían aclarársele-.

-Tom –llamó un hombre con una voz familiar- ¿Has hecho algo antes de golpearla? –se trataba de David aunque su voz no se hallaba enojado. Se confundió.

-No –volvió a responder confundido- ¿Que es lo que dice el periódico?

Bill entornó sus ojos cruzándose de brazos. Puso los ojos en blanco y le indicó con sus ojos el periódico que se hallaba justo en las piernas de Tom.

Tom quedó algo asombrado al reconocer la foto. Sin duda alguna no había nada editado en esa foto. Una foto en la que Tom besaba del cuello de Alex.

“Maldición” maldijo Tom. Había recordado haber salido del lugar. Lógicamente estarían los medios de comunicación esperando. Y pudieron ver con más claridad la paliza que me dio su hermana.

Tom se rascó la nuca e hizo una mueca al reconocer que había cometido un error fatal. Había salido del lugar y peor aun tratando de conquistar a una chica que ni siquiera le interesaba. “Fuck” se repitió en su pensamiento.

-Necesito que me digas que es lo que ha ocurrido verdaderamente –preguntó de nuevo David interesado- es acaso una nueva chica o quieres hacer publicidad.

-No no no –negó Tom con la cabeza. Aquello ya le estaba provocando un malestar. No podía creer lo pequeño que se le hizo esa escena para que al día siguiente se convirtiera en algo grande.

-¿Y bien? –esperó Bill una respuesta en señal de desesperación.

Tom ignoró la pregunta de Bill y siguió leyendo en el periódico alguna señal de su amiga a quien solo podía recordarla humildemente asustada. Pero nada en absoluto hablaba de algún parecido o las facciones indicadas a las de su amiga.

Miró el reloj para cerciorarse de que no fuera muy tarde para ver a su amiga. Se sorprendió al ver que eran exactamente las 6:45 de la mañana.

-Que mierda les pasa –gritó Tom enfurecido- era necesario aclarar las cosas a estas putas horas de la mañana.

-Los medios están afuera esperando –se defendió Bill un poco más calmado. Intentaba tranquilizar a su hermano- Tom, necesitamos una respuesta.

-Tendrán su maldita respuesta a la hora que a mí me dé la gana –se tiró de la cama y salió con llaves de la camioneta en mano.

-Tranquilízate quieres –le dijo Bill a Tom quien este ya iba bajando las escaleras de su casa- tómalo con calma –al no hacer caso Tom a lo que repetía Bill, esté salió tras de él para detenerlo –sabes Tom que no puedes salir de aquí es peligroso y más si no quieres llamar la atención.

-Necesito ver a alguien –respondió Tom en tono serio.

-Es esa chica verdad –aquello, de ser una pregunta, terminó como si estuviese asegurando- dímelo –le ordenó.

-No –le gritó Tom poniendo los ojos en blanco. Aquello le pareció absurdo- de veras tengo que irme, no tardaré –le prometió Tom.

Bill quien lo tenía fuertemente agarrado sobre su brazo lo dejó ir. Se había resignado por lo que solo asintió con la cabeza y Tom pudo irse más tranquilo. Prendió su camioneta y se lanzó directamente a la casa de Mina. Aun seguía sin responder sus llamadas y eso le preocupó bastante. Imaginaba las peores cosas que pudo haberle pasado por no respondes su celular.

Ni siquiera se aseguró de que su camioneta tuviera la alarma puesta o que los vidrios estuvieran arriba cuando llegó a la casa de Mina. Él solo se limitó a llegar a la puerta. Tocó varias veces y nadie respondía. Se asustó.

Temía que el estar tocando no se escuchara demasiado fuerte. Tocaba con mayor intensidad mientras crecía su desesperación. ¿Si ella no estuviera aquí, donde pudiera encontrarla? Se preguntó Tom. Esa tendría que ser una segunda opción.

Dio media vuelta mirando el cielo. Trataba de pensar en donde pudiera encontrarla. Se sentía culpable.

-Que quieres –respondió Mina y le pareció que había sonado un ángel.

-Demonios Mina estaba preocupado –admitió Tom mientras la miraba.

Esta tenía el cabello despeinado, tenía una playera blanca de botones en medio que estaba semi-abierta. El maquillaje estaba corrido y la playera blanca solo cubría todo su torso, dejando entrever su tanga color rosa.

-Debo preguntar –se rió Tom al verla en aquella forma.

-Hay no es nada –se talló sus ojos y daba la impresión de que acababa de levantarse- no he hecho nada yo solo estaba…

Escuchó un pequeño ruido que venía de la parte de arriba de la casa. Tom había descartado la idea de que pudieran ser sus padres, ellos solo estaban los fines de semana en casa.
Antes de poder preguntar Tom, salió un tipo robusto con un pantalón y sin playera. Salió de su casa como si nada después de haberse despedido de Mina.

Tom la miró sorprendido mientras esperaba una respuesta por medio de su amiga. Pero ella evitaba su mirada mientras una sonrisa le crecía. A ella le pareció divertido.

-Trata de no burlarte –le advirtió Mina con una sonrisa- solo fue un amigo –mintió con una sonrisa. Sin duda Tom no le creyó.

-Que es lo que sucedió después de que mi fui –preguntó Tom ignorando lo que sucedió con aquel chico- no pude hacer nada para evitar que te quedaras ahí.

-Descuida –se encogió de hombros y fingió estar avergonzada- me las arreglé.

A Tom le sorprendió su respuesta. Suspiró con poca paciencia y se detuvo a esperar.

-¿Ah sí? –Continuó Tom en su juego- ¿Cómo?

-De acuerdo –admitió Mina al ver la sonrisa de Tom y tomó aire- poco después de que te fuiste, alguien me jaló en dirección opuesta de los medios. Después hubo una gran pelea –exclamó- y me llevaron de testigo por haberme quedado en la pelea. Me detuvieron por dos horas y al final me dejaron ir.

-¿Por qué no me llamaste?

-Porque te ocasionaría más problemas y yo no quería eso –contestó orgullosa de su respuesta.

-¿Y tus amigos?

-Ellos –respondió Mina con la boca seca. Se acomodó en uno de los sillones y se sintió traicionada- ellos estaban muy ocupados– respondió finalmente sin mirarlo a la cara.

-¿Y cómo es que te viniste hasta tu casa?

Mina no respondió. Solo dirigió sus ojos hacia la salida. Supuso que fue el chico quien la trajo. Tom tenía tantas preguntas acerca de lo que había ocurrido exactamente pero prefirió ser discreto por respeto a su amiga.

-No dije nada –dijo Mina después de que un largo silencio los envolviera. Tom la miró confundido, por lo que trató de explicarse- a los medios, ellos alcanzaron a preguntarme pero no respondí nada.

Tom le sonrió en forma de agradecimiento. Aun así sabía que su amiga jamás diría algo al respecto. Podía confiar en ella en cualquier momento.

-Y mi celular lo robaron –comentó para finalizar Mina quien está ya tenía los ojos cansados- el maldito bastardo que me detuvo me lo robó –sonrió de oreja a oreja y soltó una carcajada.

-Tengo que irme –dijo Tom después de devolverle aquella sonrisa. Se sentía más tranquilo al verla sana y salva por lo que ya no tenía nada que hacer ahí- David y Bill están realmente furiosos por lo que pasó anoche –se excusó con otra sonrisa-.

-Yo ya te hubiera echado –bromeó Mina mientras lo sacaba a empujones- vamos apúrate que me quiero dormir.

-Sueña conmigo –continuó en el juego de Mina- de preferencia sueños eróticos.

-Cierra la boca –rió Mina mientras lo seguía empujando-.

Ambos rieron a carcajadas hasta salir completamente de la casa de Mina. Sus miradas se desviaron y sus risas se apagaron completamente al ver a Alex seriamente salir de su casa.

Ella volteó solo unos segundos hacia Tom y Mina produciéndose un silencio incomodo. “Buenos días” saludó de la mala gana. Dio media vuelta y se dirigió hacia el coche o “carcacha” como solía decirle Tom.

Él no le había quitado la mirada y se detuvo a pensar un poco. Aquella chica había destruido un poco de nuevo su vida. Tendría que estar encerrado de no haber sido por ella. Si tan solo se hubiera dejado llevar, se quejó Tom por adentro. Sus manos se hicieron puños a sus costados en intentó de aparentar en frente de su amiga fingir que no pasaba nada, pero sabía a la perfección que sentía rencor hacia aquella chica.

-Espera –Gritó Tom cuando Alex apenas abría la puerta del carro..

Fue un impulso que Tom tuvo como cuando alguien llega a la adrenalina. Quería que se le ocurriera algo en ese momento para tener que contestarle y burlarse de ella de una manera tan cruel. Pero no se le ocurría nada.

Mina, que se encontraba justo a la lado de Tom, tenía los ojos de par en par y pero no hizo ningún esfuerzo en moverse o si quiera en preguntar que le ocurría a Tom.

Alex volteó confundida y a la vez parecía algo molesta. Tartamudeó y se arrepintió de decir algo. Se volteó y siguió intentado abrir la puerta.

-Hey –le volvió a gritar Tom acercándose a ella. Intentó pensar rápido, algo que se le ocurriera pero no había nada en su mente.

-¿Que quieres? –Preguntó de malagana con un tono serio en su voz- no tuviste suficiente con lo de anoche.

-Has convocado a miles de periodistas contra mí –respondió Tom con una sonrisa- no crees que merezco algo a cambio –fingir que no sentía rencor hacia ella se le estaba complicando.

-Lárgate –le gritó dándole un empujón a Tom- ya te dije que te fueras.

-¿Por qué? –Intentó saber Tom quien seguía confundido. Ya se estaba enfureciendo- me crees incapaz de que no soportara estar a tu lado –dijo sin pensarlo y se arrepintió.

Lo primero que a Tom se le vino a la mente fue otra paliza o cualquier grito que proviniera de ella. Pero le asustó un poco al ver como poco a poco el rostro de Alex de estar molesta cambiaba a estar más feliz. Una sonrisa se le dibujo de oreja a oreja y soltó una carcajada que a Tom le atemorizó.

-Perfecto –respondió felizmente- si crees poder aguantar conmigo está bien. Vámonos –le pidió y subió al auto.

Fue cuando entonces Tom se acobardó, deseó estar de regreso a su casa y olvidarse de un compromiso nuevo por haberse hecho el inteligente. Miró a su amiga que se encontraba parada justo en la puerta de su casa sonriendo. “Si no lo hago, Mina no parara de burlarse, además que tan difícil puede ser”, pensó Tom y se encamino hacia el auto. Suspiró sin dejar de pensar lo tanto que odiaba a esa chica y que esta vez no dejaría que nada la hiciera tan feliz de nuevo. Pero una pregunta más atemorizante pasó por su mente en ese momento ¿Por qué cree que no podré aguantar? ¿Acaso será muy malo estar con ella?