Cuarta Temporada

Para entender esta historia! deberas leer la Primera (living without limits 1) y segunda (living without limits 2) temporadas!!
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Cap 17

-¿Qué demonios te pasa Bill? –obligó Tom quien estaba furioso.

-No te hagas el idiota –contestó Bill tratando de no reír más, pero le era algo imposible- aunque me cueste trabajo –continuó Bill sonriendo –estás enamorado –declaró con felicidad Bill quien era ahora él que esperaba una respuesta por parte de Tom.

-No –negó Tom rápidamente que incluso pareció habérselo gritado a Bill a su cara- no estoy enamorado de ella.

Intercambiaron miradas y eso bastó para que Tom se resignara ante su hermano. Pero no aceptó eso, buscó miles de respuesta a todos los síntomas que había tenido durante el día, pero estaba seguro de que no estaba enamorado, y no con ella, no era su tipo.

-No me puedes mentir a mí Tom –le aclaró Bill mientras se esforzaba por parecer un genio al descubrir algo nuevo- además eso no puede ser tan malo.

-No jugaría con ella –dijo Tom muy serió. Le costaba trabajo creer eso “estar enamorado” se asqueó al pensar solo en eso. Era como si un malestar agrio y putrefacto pasara por toda su garganta. Sintió las ganas de vomitar- ella es una buena persona, no me atrevería hacerle daño –dijo con mucha dificultad agarrándose fuertemente contra la pared.

-Pues no lo hagas –sugirió Bill poniendo los ojos en blanco

-Le he hecho daño a tantas chicas que … -se encogió de hombros al sentirse avergonzado. No, eso no era posible, no podría estar enamorado, simplemente no podía.

-Entonces piénsalo muy bien –le aclaró Bill dando leves golpes en el hombro de su hermano- de todos modos, no en todas las relaciones se vive lo mismo.

-Pero no estoy enamorado Bill –declaró Tom enojado- solo es pasajero, las ganas de estar con ella desaparecerán.

-¿Entonces admites que te gusta? –Bill enarco la ceja mientras se acercaba al rostro de su hermano.

-Que descanses –se despidió Tom de mala gana. Subió a su habitación dando enorme zancadas para llegar a su habitación.
Nunca pensó que las piernas de pronto le parecieran pesadas. Su cuerpo estaba tan debilitado como quien hace ejercicio la primera vez y al día siguiente amanece casi muerto.
Se sujetó fuertemente de los barrotes del barandal de la escalera e intentó subir. Su respiración agitada era lo único que aminoraba el silencio que invadía su habitación. Lo admiró durante unos segundos antes de que su mente vagara por aquello tan oscura que significaba para él como muchas personas dicen “amor”
Sus ojos continuaron vagando por su habitación hasta encontrar su preciada ventana.

Llegar a su ventana de manera casual, donde miraba a la perfección los coches pasar y el oscurecer la ciudad siniestra no pudo evitar pensar en todo aquello.
No podía estar enamorado. Quizás solo era algo pasajero como todas las chicas. La única solución que veía como a todas las chicas era acostarse con ella. Era un sentimiento que lo veía como un placer para satisfacer sus necesidades. Pero era imposible acostarse con ella.

Tom golpeó fuertemente su escritorio donde a un lado se ubicaba su laptop. La miró fijamente. Era típico de Tom llegar a su escritorio y asomarse por un rato para entrar al mundo del internet.
Pero con su pensamiento confundido no lograba tener una idea de lo que realmente quería.

¿Por qué? Esa chica no tenía nada en especial de lo que deseaba o de lo que imaginaba que fuera la persona que en algún momento llegaría el amor. Era todo lo contrario, a ella podía tomarla como una simple amiga, que da consejos o cuando alguien necesite ayuda, sin duda alguna recurriría a esa persona, pero no como algo más.

-Vamos Tom –pensó en voz alta sosteniéndose fuertemente del escritorio. Intentó moverse de arriba abajo para intentar pensar con agilidad- de veras te gusta o quizás solo sea pasajero –se preguntó sin detener el movimiento rápido que este causaba de tan solo pensar en el amor.

Al temer a la idea de que fuera un “amor verdadero” buscó miles de excusa para tratar de creerse de que fuera pasajero, podía ser que solo le atrae como una amiga, o estaba confundido.

-¡Eso es! –exclamó al creerse así mismo en una idea que no le quedaba mucho creer pero era la única alternativa para sentirse mejor- solo la quiero como amiga….

Absteniéndose a esa simple creencia donde Tom sabía que no duraría por mucho tiempo, sacó su teléfono celular. Le estaba escribiendo un mensaje a Mina, quizás, eso lo calmaría un poco o olvidarse de la necesidad de tener sexo con Alex.
Miró por última vez el mensaje de texto que le había escrito a su propia amiga que decía “Saldremos esta noche para un poco de diversión” para no tener que pensar más que en la chica suertuda que se acostaría esta noche con él.

******
-Llegas tarde –reprochó malhumorada Sarah quien había parecido detrás de la cocina- te vi saliendo con Tom y eso no me gustó en lo absoluto.

Nada hacía complacer a Sarah. Ella misma sabia a donde se lo llevaba y no le bastaba nada. Esa era una de las cosas que Alex tenía que lidiar llegando a casa. “Le hermana hostigosa” pensó una vez que sus ojos chocaron con los de ella.

-No me interesa –contestó Alex quien abría el refrigerador con tranquilidad-.

-Te has vuelto más grosera desde que te juntas con él.

Alex cerró con fuerza el refrigerador al no haber algún alimento que le llamara la atención a pesar de que el refrigerador se encontraba lleno de golosinas y comidas congeladas.
Se dirigió a paso lento e hizo como si no escuchara su propia hermana.

-No quiero verte con el –obligó Sarah tomándola del brazos fuertemente al no hacer caso a su declaración abierta- no quiero que te le acerques a él- la amenazo casi queriéndola matar con la mirada. En verdad que era aterradora.

-De pronto tomas el papel de madre –articulo Alex por el dolor que sentía en su brazo- ni siquiera ella eso hacía, porque de pronto tengo que hacerte caso.

-Porque soy la hermana mayor y no quiero que te hagan daño.

-Ya lo hablamos –puso los ojos en blanco y jaló su brazo en dirección opuesto al de su hermana logrando zafarse de él- no te metas en mi vida, yo estoy segura de lo que hago.

-Eso dijiste hace mucho y terminaste en el hospital –volvió a reprochar su hermana, aunque esta vez en tono preocupado.

Hubo una larga pausa entre las dos. Lo único que pudo pasar por la mente de Alex eran aquellos recuerdos que alguna vez tuvo. Sufrimiento, era lo que describía en su mente los recuerdos dolorosos.

-Eso es diferente –se excusó Alex con un nudo en la garganta- ya te lo dije.

Las lágrimas de ella no bastaron en brotar enseguida. Pero la vergüenza de ella era más grande que todo, por lo que subió a su habitación a toda prisa sin dejar de pensar porque su hermana le gustaba tanto recordarle todo el tiempo su mala experiencia.

Tuvo que abrir de un portazo su puerta para entrar con la misma rapidez con la que había cerrado la puerta. Asegurándose de que el seguro estuviera puesto, se metió al baño para mirarse fijamente. De nuevo llegó a su pensamiento la pregunta de siempre “Que estás haciendo aquí” no podía lidiar con eso, pero si podía ayudar a niños enfermos, si podía ayudar a las personas de bajos recursos, si podía ayudar a los ansíanos, si podía cuidar de su abuela todos los días, pero por que no podía lidiar con ella misma.

Las lagrimas brotaron con rapidez, ni siquiera el nudo en la garganta hacia pararlas. Sin pensarlo dos veces, intentó no pensar en nada, abriendo lentamente el espejo que permanecía justo en frente de ella. Abrió lentamente la puertita del espejo y miró un frasco sin etiqueta, eran unas pastillas guardadas. Las mismas que había usado el día que fue internada al hospital. Esas fueron las causantes de provocar una muerte fácil, sencilla y rápida, hace mucho tiempo pero no lo logró.

Tomó las pastillas con mucho cuidado y con cierto miedo. Estaba pasando por una etapa de nuevo muy fuerte. “Piensa en cosas bonitas” se obligó a decir ella misma. Cerró los ojos con fuerza, colocando el frasco de pastillas sobre su pecho. “Piensa en cosas bonitas” se volvió a repetir.
La mano le tembló sobre su pecho, pero sabía que eso no era ningún impedimento para su muerte. No le gustaba pasar por esto. Era como si un cuchillo estuviese justo en medio del pecho, encajado, y Sarah, le era fácil llegar y encajarlo más profundo.

Su mente tuvo que vagar por todos los recuerdos felices que tuvo antes de volver a cometer otra locura. Era indiscutible pasar por lo momentos felices de estar con los niños, con los abuelos y sus historias, con la guitarra donde trataba de animar a los ancianos, con mi nana y sus maravillosos consejos. Estaba calmándose, incluso podía sentir el latido de su corazón disminuía conforme a los pensamientos felices. Continuó, montar a caballo con Shanon, Tom y su ….


-¿Tom? –se preguntó de forma extraña. Miró el frasco desorbitada. No podía creer que el hecho de pensar en Tom le pareciera algo feliz, porque su corazón latía a mil por horas pero no indicaba ningún punto de desesperación o sufrimiento. Esta sensación de querer le parecía bastante bonito pero a la vez aterrador por lo que estaba a punto de pasar.
Después de pensar en otras cosas, el cuchillo poco a poco fue desapareciendo, sabía a penas duras de que aun permanecía aun, pero era menos el dolor si no pensaba en eso.
Le pareció estúpida la escena que estaba a punto de hacer, dejo a un lado el frasco y lo tiro en el cesto de la basura. Sonrió lentamente dejando el frasco a la basura- nunca más frasco.

-Tom – se repitió Alex como si fuese una clase de dilema, como alguien que busca una solución a un problema de matemáticas. Fue un tema muy interesante a pesar de la persona a la que se estaba refiriendo.

Le pareció extraño, pero le dio un poco de comezón en el estomago. Le había gustado pasar el día de hoy con él. Tanto que buscó la manera de hacerlo reír. Desde ese momento, sus ojos captaron por primera vez una sonrisa que nunca pudo imaginar. Desde ese momento se percató de sus sentimientos hacia Tom. Sabía que de alguna forma u otra se había mostrado sangrona, pero solo fue porque temía de que si volvía a ver aquella sonrisa, el se diera cuenta de los sentimientos reales que sentía hacia Tom.

Pero, lo más extraño para ella fue que en pensar en el, fuer un impedimento a seguir continuando y luchando por la vida, aunque fuese mañana el ultimo día que se verían. De igual forma se propuso actuar de manera similar, simplemente como una amiga. Ocultar los sentimientos a veces era bueno, ya que no hacia más ahorrarte ilusiones, desilusiones y amores fallidos. Lo único bueno que le quedaba recordar, era el pacto tan extraño que habían hecho entre los dos.

-Ansío que sea mañana –dijo tomando su almohada favorita aventándose hacia su cama-

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